La industria química orgánica utiliza y genera tanto un gran número como una gran cantidad de una amplia variedad de disolventes, partículas metálicas, vapores ácidos y monómeros no reaccionados. Estas sustancias químicas se liberan en todos los medios, incluyendo el aire, el agua y la tierra. Las posibles fuentes de emisiones de contaminantes por medio se muestran a continuación en la Tabla 1.2 [7].

Como resultado de la conciencia pública sobre los peligros de las sustancias químicas en el medio ambiente, la industria química es una de las más reguladas de todas las industrias. Las regulaciones tienen como objetivo proteger y mejorar la salud, la seguridad y el medio ambiente tanto de la población como de los trabajadores. Los grandes gastos actuales en control de la contaminación en el mundo desarrollado reflejan principalmente la intervención de los gobiernos con leyes estrictas. En Estados Unidos, estas leyes son aplicadas por la EPA. La legislación federal sobre control de la contaminación del aire y el agua en Estados Unidos proporciona pautas y capacitación de personal tanto en la industria privada como en las agencias gubernamentales. La EPA ha encontrado que los esfuerzos de la industria estadounidense para encontrar formas de reducir tanto el volumen como la toxicidad de sus desechos han resultado en una disminución sustancial de los costos de fabricación y una mejora en los rendimientos de producción, al tiempo que cumplen con las regulaciones gubernamentales.

Las mayores compañías químicas orgánicas a nivel mundial han estado promoviendo la prevención de la contaminación a través de diversos medios. Algunas empresas han implementado creativamente técnicas de prevención de la contaminación que mejoran la eficiencia y aumentan las ganancias al tiempo que minimizan los impactos ambientales. Esto se logra de muchas formas, como la reducción de insumos de materiales, la reingeniería de procesos para reutilizar subproductos, la mejora de las prácticas de gestión y la sustitución de sustancias químicas perjudiciales por otras menos tóxicas. Algunas instalaciones más pequeñas logran incluso estar por debajo de los límites reglamentarios simplemente reduciendo las emisiones de contaminantes mediante políticas agresivas de prevención de la contaminación. La mejor manera de reducir la contaminación es estudiar formas de prevenirla en la etapa de investigación y desarrollo. En esta etapa, se pueden examinar todas las posibles vías de reacción para producir el producto deseado. Estas pueden evaluarse en función del rendimiento, los subproductos indeseables y sus impactos en la salud y el medio ambiente. En general, los cambios realizados en la etapa de investigación y desarrollo tendrán el mayor impacto.