En la actualidad, se han producido numerosos incidentes debido a la liberación de sustancias químicas en el entorno, lo que ha resultado en pérdida de vidas y daños materiales. Estos incidentes han generado preocupación sobre los productos químicos tóxicos. Como resultado, se ha incrementado la conciencia tanto de los trabajadores en las plantas industriales como del público en general, lo que ha llevado a la minimización de estas liberaciones. En diversas industrias, agricultura, investigación y defensa se utilizan cada vez más productos químicos altamente reactivos. Se ha demostrado que muchos de estos productos químicos son carcinogénicos, teratogénicos y causantes de lesiones duraderas.

Por lo tanto, es imprescindible implementar medidas de seguridad adecuadas para prevenir o minimizar las lesiones en los trabajadores de las plantas industriales y en el público en general. Es fundamental comprender cómo estos productos químicos ingresan al cuerpo humano y cuáles son sus efectos fisiológicos. También se deben tomar medidas preventivas para evitar su absorción.

Un material se considera tóxico cuando una pequeña cantidad puede causar daño al organismo. Prácticamente todos los materiales son perjudiciales para la salud, pero en diferentes niveles. Incluso el oxígeno que respiramos puede ser peligroso si se inhala al 100% sin dilución. El nitrógeno y el dióxido de carbono, aunque están presentes en el aire y los pulmones en altas concentraciones, también pueden ser peligrosos.

La toxicidad de una sustancia no depende únicamente de su concentración o nivel de toxicidad. La susceptibilidad del cuerpo humano a los productos químicos tóxicos y sus concentraciones puede variar. Otros factores que afectan la gravedad de las lesiones son la concentración, la duración de la exposición, la vía de exposición y la temperatura.

Las lesiones tóxicas pueden ocurrir en el punto de contacto inicial entre la sustancia tóxica y el cuerpo, o pueden manifestarse posteriormente, causando daños sistémicos en varios órganos. Las vías de entrada de estas lesiones pueden ser a través de la piel, el sistema respiratorio o el tracto gastrointestinal.

Los materiales tóxicos pueden presentarse en forma de sólidos, líquidos o gases. Los materiales tóxicos sólidos incluyen sustancias radiactivas y metales como el paladio, el cadmio, el arsénico, el cromo, el aluminio y otros en diversas formas. Los productos químicos generalmente se encuentran en forma líquida o gaseosa. Por ejemplo, el isocianato, el etano y otros gases tóxicos pueden escaparse en una planta industrial. Cuando esto sucede, la concentración de estos gases en el aire aumenta, mientras que la concentración de oxígeno disminuye. Los trabajadores pueden experimentar sensación de asfixia y sofocación. Además, el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la sangre produce un aumento en los niveles de ácido carbónico y una disminución aún mayor de la concentración de oxígeno. Esto lleva a una condición de hipoxia (deficiencia de oxígeno), lo que resulta en la pérdida de percepción, disminución de la actividad cerebral, pérdida de conocimiento y respiración profunda. Estos efectos pueden causar daño cerebral irreversible, parálisis y, en última instancia, la muerte. Algunos gases también pueden alterar las células transportadoras de oxígeno en la sangre, como es el caso de la exposición al monóxido de carbono, que reduce la capacidad de transporte de oxígeno y provoca hipoxia. Asimismo, ciertos productos químicos, como los nitratos, nitritos y otros agentes oxidantes, son perjudiciales para el cuerpo humano. Otros productos químicos actúan como irritantes y causan lesiones graves en los tejidos del cuerpo al inflamarlos. Estos irritantes pueden provocar inflamación en la piel, los ojos y las vías respiratorias, incluso en cantidades mínimas. Pueden tratarse de productos químicos, gases, líquidos o partículas finas. Por ejemplo, el amoníaco, la acroleína, la hidracina, el ácido fluorhídrico, el ácido fluorosilícico y el amianto pueden causar lesiones en las vías respiratorias superiores, mientras que el cloro, el fluoruro, el ozono, el ácido nítrico y el tetraóxido de nitrógeno afectan la porción inferior de las vías respiratorias y los alvéolos.

Algunos productos químicos son conocidos carcinógenos, lo que significa que pueden causar cáncer. Por ejemplo, el betún, el aceite mineral, los compuestos aromáticos, el cloruro de vinilo, la benzidina y la bipiridina son ejemplos de carcinógenos que deben ser eliminados o reemplazados por productos químicos no carcinogénicos. El amianto, por su parte, es un material particulado que provoca asbestosis y cáncer de pulmón, colon, recto y estómago. Como resultado, la OSHA (Administración de Seguridad y Salud Ocupacional) ha establecido una prohibición de cero fibras o partículas de amianto en el entorno laboral.

Todas las plantas industriales deben cumplir con los criterios establecidos por la OSHA, que incluyen límites de exposición a diferentes productos químicos para los trabajadores industriales. Las medidas preventivas en una planta industrial dependen del tipo de procesos involucrados. Es necesario utilizar equipos de protección personal para protegerse de los gases y vapores tóxicos, especialmente en operaciones peligrosas como el trabajo en una planta de pintura en aerosol, la producción y uso de productos químicos tóxicos, y el uso de fumigantes. Para todas estas actividades, se requiere un equipo de protección respiratoria seguro.

Existen dos tipos principales de equipos de protección respiratoria:

Purificador de aire: Este tipo de equipo purifica el aire contaminado mediante métodos químicos o mecánicos. El aire que contiene partículas, gases y vapores se filtra primero para eliminar las partículas. Luego, el aire pasa a través de una cámara de reacción que contiene productos químicos utilizados para la purificación. Por ejemplo, se utilizan carbón activado, gel de sílice, hopocalita (MnO2:CuO [60:40%]) y cal sodada para eliminar vapores orgánicos, gases ácidos, amoníaco, monóxido de carbono y dióxido de carbono, respectivamente.

Aparato respiratorio con suministro de oxígeno: Este equipo portátil suministra oxígeno para satisfacer las necesidades respiratorias. Existen diferentes tipos de equipos disponibles según la calidad del aire suministrado. Estos equipos consisten principalmente en suministro de aire u oxígeno, una pieza facial o casco, una tubería para el aire y un regulador del suministro de gas.

El regulador controla la presión de gas necesaria para el usuario y puede suministrar aire de manera continua o según la demanda de presión. La fuente de aire puede ser aire comprimido o líquido, y los sistemas pueden ser circuitos cerrados o abiertos para reutilizar el aire en el primer caso. Estas unidades de respiración autónomas contienen productos químicos capaces de generar oxígeno y se utilizan tanto en operaciones normales como en emergencias para proteger al personal.

Además, es fundamental proporcionar ropa de protección especial al personal de trabajo para protegerse de los productos químicos tóxicos. Esta ropa está fabricada con materiales resistentes a ácidos, bases, productos químicos tóxicos, altas temperaturas e incendios.